jueves, 5 de abril de 2007

La fundación del Club de los Buenos Perdedores

Dirigidos por el espíritu místico e intrascendente de Raúl Chang, Brando Bruni y Juan Pablo Carlino decidieron tomar el estandarte que su maestro dejó unos años atrás.
Bendecidos por la derrota constante, las ilusiones perennes y las ansias de un mundo mejor (o al menos más fácil), fundaron el Club de los Buenos Perdedores, bajo el lema de sublimar aquello que Chang con empeño predicó con su propia vida: la derrota como una alternativa de vida mas accesible.

La Honorable Comisión de los Buenos Perdedores fue fundada el 20 de diciembre del 2002, año de la Garlopa, según los historiadores Lituanos. Tras horas de discusiones, y varios brindis improvisados, la C.D. bajo la forma de triunvirato fue integrada por los siguientes miembros:

  • Brando Bruni - vocal suplente
  • Juan Pablo Carlino - prosecretario auxiliar
  • El “Larva” Saturno - secretario suplente de prensa

Confundidos por la euforia del momento y los brindis improvisados, la Comisión Directiva no atinó a decir mas que "¡Salú!".
Algunos testigos afirman haber visto como el trío de perdedores disputó un partido de truco gallo mientras coreaban el nombre de Zulma Fayad, musa inspiradora de Raúl Chang. Finalmente y ante un intenso amanecer, algunos mozos les pidieron con una seña poco amable que se retiraran del lugar.

Días mas tarde, un 27 de diciembre de mismo año, nuestros protagonistas reconocen la necesidad de un espacio que permita difundir los nobles ideales del grupo, la vida y obra de su rantifuso prócer. Al instante se contactaron con Antonio Carrizo quien les sugirió que intentaran en Japón - "bien lejos de la Argentina, por favor" - en honor al padre de Chang. Sin mucho convencimiento de la idea de Antonio, los buenos perdedores, deciden utilizar las ondas hertzianas como medio de difusión de las ideas de Raúl.

Finalmente, llenos de euforia mas que de talento, conducidos por la admiración hacia su héroe, el primer triunvirato de Buenos Perdedores realizó su histórica primera emisión. Fue el 3 de enero del año 2003, año del oso panda chileno. Esa misma noche, Mariano Closs admitía públicamente su adicción al praliné.

A partir de ese día nada fue como antes. El “Larva” Saturno dejó a un lado su bicicleta y se retiró al Monte Suñé, a meditar con unos levitas de la zona, mientras que Carlino y Bruni exhibieron personalidades erráticas y por momentos antagónicas. Algún fulano trasnochado dice haberlos visto bajo la identidad de Batman y Robin, otros están seguros de que son Celeste y Vanina, Luisa y Romi, Papu y Laucha, Robert Trujillo y Eric Estrada.

El ciclo "Buenos Perdedores" registró una audiencia inesperada, una paradoja que los obligó a meditar su fidelidad hacia Chang. El fenómeno los asustaba; individualmente cada uno seguía siendo el mismo pascual fracasado (rebotaban en los bailes del club, perdían su sueldo en la rula y reenviaban las cadenas de mail) pero juntos habían conseguido lo que Chang no logró en vida. Sin llegar a una respuesta convincente, tomaron la decisión de cerrar el ciclo.

Años después, luego de encaminarse por separado en empresas fallidas y proyectos fugaces, vuelven a reunirse para dar forma una vez mas al club. Deciden entre los tres, con un sistema de poleas y resortes, levantar nuevamente la antena transmisora para que sus ideas viajen por el éter, pues nunca fueron mas que eso, aire.

De aquí en mas, esta en ustedes, radioescuchas e internautas, hacer del club de los Buenos Perdedores una institución grande y pujante, aunque sea, para que su fracaso sea aun mas rotundo. Ya lo dijo Chang: "Mal de muchos, consuelo de tontos... pero da menos vergüenza".

Porque a todos en la vida nos toca perder, alcemos las copas una vez mas, digamos "¡salú!" por nuestro querido y admirado Raúl Chang y otra vez a la cancha, que ahí es donde se ven los pingos. Esta última no es una frase de Chang, su autor es desconocido.